Teaching and learning online

La tecnología avanza a pasos gigantescos, y hoy en día ya existe la posibilidad de poder enseñar y aprender a través de esta plataforma. En mi caso, de momento nunca he aprendido una lengua como tal a través de internet. Sin embargo, eso no quiere decir que no haga uso de la tecnología para formarme. He reforzado algunos aspectos de las lenguas que ya conocía con la ayuda de la red. Una manera ha sido formando parte de grupos ortografía y gramática en la red social Facebook. Otra vía que he usado para mejorar la comprensión y vocabulario es viendo vídeos, series y películas en inglés.

En mi opinión, no creo que sea posible aprender una lengua únicamente en línea. Aun así, pienso que es una manera muy cómoda, pues tú marcas tu propio ritmo de aprendizaje, tu horario y escoges el contexto en el que te quieres encontrar, por ejemplo, posiblemente te encuentres más cómodo estudiando en casa que en una biblioteca. Pero también tiene desventajas, ya que aprender digitalmente implica no tener al profesor presente, ni a los otros compañeros de clase, cosa que considero muy importante, aunque no esencial. En una clase presencia el alumno tiene la oportunidad de hacer tantas preguntas como quiera, y el profesor puede diseñar una respuesta específica para que ese alumno la comprenda.

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En las clases se pueden dar dos tipos de contextos virtuales:

  • Virtual Learning Environment (VLE). Este consiste en un mecanismo dado por las instituciones académicas, que ofrece al alumno una o varias plataformas virtuales a través de la cual el aprendiz completa su formación. Así pues, estas plataformas están estrictamente limitadas y gestionadas por la propia escuela. En mi caso, en la Universidad Pompeu Fabra tenemos una intranet llamada Campus Global, que incluye el Aula Global, donde cada estudiante encuentra las asignaturas que cursa y los profesores añaden documentos, vídeos o cualquier tipo de información digital para que sus alumnos tengan acceso a ella.

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  • Personal Learning Environment (PLE). Se trata de todos los recursos que ayudan al estudiante en su aprendizaje. Mi PLE está dividido el dos partes: el académico y el personal. El primero está formado por todos aquellos materiales (como libros, apuntes, fichas, diccionarios, Campus Global, Lignuee, Optimot, etc.) que uso para la Universidad. El personal incluye libros escogidos por mi, películas y series (la mayoría en versión original), vídeos de Youtube, prensa, blogs, revistas, etc.

Como todo viaje, este llega a su fin. Espero que mi blog os haya ayudado a reflexionar sobre el amplio mundo de la educación. Enseñar es todo un reto, y quien se atreva a enseñar nunca debería dejar de aprender. Hay que enseñar a los alumnos a que tengan sus propias herramientas para que puedan aprender por ellos mismos fuera de las aulas. Al menos este es mi pensamiento, y espero tener la oportunidad de ponerlo en práctica en breve.

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¡HASTA LA PRÓXIMA!

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Assessment

¡Hola de nuevo!

Hoy os hablaré de los diferentes tipos de evaluación que hay, en concreto aquellos con los que yo he tenido experiencia. En la etapa de educación infantil y primaria los profesores de mi escuela realizaban una evaluación cualitativa. En mi caso, nos evaluaban con letras: A (excelente), B (notable), C (suficiente), D (insuficiente). Cuando llegué a la ESO y el Bachillerato, el tipo de evaluación pasó a ser summative. Es decir, principalmente se tenía en cuenta el examen, en el que al final del trimestre nos jugábamos toda la nota de la asignatura. Algunas asignaturas como Lengua catalana y castellana tenían dos exámenes, que se hacían durante el trimestre, pero había que aprobarlos igual. En esta etapa los exámenes de lenguas nunca me llegaron a preocupar, pues era lo que más me gustaba y mejor llevaba. Sin embargo, lo pasaba fatal con matemáticas e historia, solo quería aprobar y no tener que volver a tocar esos temas. Por eso, no soy partidaria de la evaluación summative, ya que solo tiene en cuenta un resultado de examen, en el que posiblemente el alumno no haya tenido la oportunidad de demostrar todo lo que sabía, o simplemente haya tenido un mal día

Efectivamente, cuando llegué a la universidad el método de evaluación volvió a cambiar, y pasó a ser ongoing; esto es que tiene en cuenta la evaluación continua. Durante las 10 semanas que tiene cada trimestre vamos haciendo prácticas (trabajos) y alguna exposición oral que tienen un valor, el cual se suma al valor que tiene el examen.Os muestro cómo se distribuyen estos valores en la asignatura de Textos de especialidad y Terminología.

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Cabe reconocer en que todas las asignaturas te hacen entregar trabajos al final del trimestre, por lo que se acumulan todos hasta el punto de no tener horas para hacerlos con la calidad que te gustaría. A todo esto se le suma tener que estudiar para los exámenes, que son justo después de acabar las clases (¿qué tal si nos dejaran una semanita para estudiar los exámenes?).  Aún así, este el tipo de evaluación que prefiero, pues no te lo juegas todo en un examen final, aunque en parte de las asignaturas exigen aprobar el examen para aprobar la materia.

En general, las herramientas de evaluación han sido principalmente exámenes escritos. Como alumna he realizado exámenes de todo tipo. Algunos eran para obtener un certificado, como es el caso del First Certificate in English (FCE). Pero como no, fue en Dinamarca donde experimenté en un mismo cuatrimestre métodos diferentes de evaluación. Allí hice los dos exámenes más largos de mi vida, de 12 horas. A las 8 de la mañana el profesor te entregaba el enunciado del examen, que solían ser dos preguntas en las que tenías que desarrollar dos temas relacionados con las asignaturas (The EU in the Global World y Persuasion). Podías tener acceso a cualquier material, aunque no servía de mucho, ya que eran preguntas en las que tenías que demostrar tu criterio, y solo si durante el curso habías comprendido los conceptos, podías hacer bien esa prueba. A las 8 de la noche tenías que entregar el examen (y creedme que no me hubieran venido mal un par de horas más, el tiempo no sobra para nada). Otro tipo de examen fue el que hice en American Culture and Society; la profesora nos daba un tema y tres días para hacer un escrito sobre este. Dos semanas después de hacer la entrega, te citaba en su despacho junto con otra profesora y te hacía preguntas sobre tu redacción, el porqué habías escrito X ideas, en qué consistían algunos recursos citados en tu bibliografía…(a los nervios había que sumarle que se hacía en inglés 😉 ).

Para mi, los exámenes más difíciles han sido todos aquellos en los que no iba del todo preparada por el hecho de no entender los conceptos de la asignatura. Como os he dicho, matemáticas e historia no me gustaban, pero filosofía estaba en el top. Hasta que llegó la selectividad no llegué a comprender (parte) de la teoría. No sé si era por el profesor, o porque eran ideas tan surrealistas que no entraban en mi cabeza, pero cada examen de esta asignatura me hacía replantearme por qué seguía estudiando.

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Con filosofía acabé llorando, pero de felicidad; en la prueba de la selectividad conseguí sacar un 9, y con este me quité la espina que tenía con esta asignatura.

Resources

En esta entrada trataré los recursos didácticos que he experimentado como alumna en las clases de inglés. Haré una división entre las cuatro competencias, que es la misma que se hace en los exámenes oficiales de lenguas. ¿Empezamos?

Listening:

En todas las unidades del libro de texto había varias actividades de audición. Normalmente escuchábamos conversaciones que nos ponía la profesora con un CD  o un cassette. Durante la audición teníamos que completar ejercicios que el libro incluía. El problema era que no siempre se entendía lo que los personajes decían, el audio se cortaba, había ruidos o el volumen estaba muy bajo, y al final me sentía agobiada por no haber podido responder a todo.

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¿Os acordáis de estos reproductores de CD y cassettes? Eran los que se usaban en mi escuela.

Speaking:

Como ya os había contado en otras entradas, mis clases de inglés se basaban principalmente en practicar el habla. Para ello, hacíamos pequeñas representaciones teatrales, juegos en los que teníamos que hablar y dialogábamos por parejas o en grupos. Tengo muy buenos recuerdos de estas actividades. La que más me gustaba era simular ser astronautas del Apolo XIII y hacer ver que hablábamos con la estación de Houston de todos los problemas que iban surgiendo. Otra actividad que me gustaba mucho era hacer de chica del tiempo; durante un trimestre, los 5 primeros minutos de cada clase un alumno salía delante de toda la clase y hacía la predicción del tiempo con un mapa que teníamos y adhesivos de termómetros, soles, nubes, lluvia, huracanes…

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Reading:

Todas las lecturas de mis libros eran textos a los que les seguían unas preguntas de comprensión. A veces también preguntaban por el significado de algunas palabras nuevas que habían aparecido durante la lectura. Nunca ha sido de mi agrado esta competencia, a diferencia de los compañeros de mi clase, a mi no me gustaba nada cuando tocaba leer los textos del libro en clase. Sin embargo, me encantaba leer los pequeños libros de lectura (leíamos uno por año, y otro durante el verano) y hacer las actividades que había tras cada capítulo. Sé que puede parecer que me contradiga, tal vez fuese por la editorial o la manera de enfocarlo, pero las lecturas de los libros de texto no me gusta(ban), y leer libros en inglés me encanta(ba). Os dejo algunos de los libros que leí, mi favorito Gulliver’s travels y Midsummer Night’s Dream.

Writing:

En cada unidad del libro de texto se proponía hacer una redacción relacionada con la temática de la unidad. Era una buena oportunidad para poner en práctica todo lo aprendido, y a mi me encantaba hacer esas pequeñas redacciones. Normalmente eran individuales y todas se hacían en casa (nos daban máximo una semana para hacerla). Así, podíamos consultar diccionarios y otros recursos que nos pudieran ayudar. En las correcciones que nos hacía la profesora sobre todo nos marcaba los errores de gramática que habíamos hecho. En primaria y al principio de la ESO nos hacían repetir la redacción hasta que esta no tuviera errores. El objetivo era que aprendiésemos (y así no repitiéramos) de nuestros propios errores.

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Class planning

Existen muchas maneras de organizar las clases durante un curso escolar. Una de las más tradicionales es la objective-based planning, que consiste en programar las clases según unos objetivos establecidos previamente. Una de las herramientas más famosas para establecer objetivos de aprendizaje es la Taxonomía de Bloom, que constituye un sistema de clasificación de habilidades englobado dentro de un marco teórico.

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Como ya os he contado en otras entradas, en las clases de inglés y francés dedicábamos mucho tiempo a hacer actividades comunicativas; aun así, también hacíamos ejercicios controlados del libro de texto. En las clases de mis lenguas maternas recuerdo que el método que las profesoras usaban era el deductivo. Es decir, primero nos explicaban las teorías y reglas que había que seguir, como por ejemplo las reglas de acentuación, y luego nos ponían ejemplos de lo argumentado, como serían palabras esdrújulas, llanas y agudas que llevan tilde.

En la ESO y el Bachillerato casi todos los trabajos se hacían de manera individual. Sin embargo, en la universidad la gran mayoría son por parejas o en grupos. De hecho, estos trabajos implican formar parte del equipo de compañeros durante semanas, o incluso trimestres enteros.

La manera de trabajar que más me ha llamado la atención, y a su vez con la que más he aprendido, es el método Aprendizaje Basado en Problemas (ABP), que consiste en realizar un trabajo en grupo en el que hay que resolver un problema que plantea el profesor. La primera vez que tomé contacto con esta metodología de trabajo fue en la universidad, y la verdad es que se aprende mucho, pues debido a que se tiene que buscar una solución al problema, te ves obligado a buscar por tu cuenta recursos que te puedan ayudar, y a la vez tienes que interactuar con los otros miembros del grupo, hecho que ayuda a discutir y construir entre los conocimientos de todos una misma idea y respuesta. Al menos eso sería  lo ideal, pero a la práctica no siempre se cumple. Puede que a veces nos planteemos…

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Espero que no eso os pase muy a menudo.

¡Hasta pronto!

Syllabus

En una clase existen varios factores para que el aprendizaje sea óptimo, o no sea. Son importantes tanto la actitud de los alumnos, como del profesor, el interés que ambos pongan y los materiales que se usen, que no siempre tienen que ser libros, como ya he contando en entradas anteriores, también se puede aprender de otras maneras. Aún así, en mi caso el 90% de mi aprendizaje ha sido a través de los libros, que suelen estar organizados por unidades.

Este fue el primer libro con el que en mi escuela empezamos a preparar el First Certificate in English (B2). Por supuesto, como todos los libros de inglés, iba de la mano de un workbook.

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Si echo un vistazo a la tabla de contenidos de mis libros de texto de inglés y francés puedo ver que, independientemente del nivel, todos siguen la misma estructura. Además, siempre se repiten las mismas temáticas. Los títulos principales de las unidades son los talentos, las apariencias, la familia, el tiempo libre, el cambio climático…

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Como podéis ver, cada unidad se divide por diferentes apartados de competencias: reading (lectura), listenin (audición), speaking (conversación), writing (escritura), grammar (gramática), vocabulary (vocabulario) y un pequeño resumen de lo aprendido. Por tanto, el formato que sigue este libro es de traditional grammar, es decir, que incluye elementos gramaticales a partir de un orden lógico y progresivo. Además, lo mezcla con otros componentes como vocabulario o actividades para practicar la conversación. Personalmente, el formato que sigue este libro no me desagrada, tal vez algún apartado (como el reading) me gustase menos, pero en general creo que es una buena distribución para aprender lenguas.

Methods for language teaching

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Los principales métodos para enseñar lenguas son:

  • Grammar-translation
  • Oral and situational or Audiolingual
  • Communicative Approach
  • Community Language Learning (CLL)
  • Total Physical Response (TPR)
  • Suggestopeadia
  • Language Immersion or Direct Method
  • Lexical approach
  • Cooperative learning
  • Project work

Como estudiante de lenguas he experimentado varios de estos métodos. En esta entrada me centraré en explicar con qué métodos me han enseñado las lenguas que no son maternas. En el caso del inglés, en mi escuela se usaba el Language Immersion o Direct Method; es decir, las profesoras (sí, todas fueron chicas) nos hablaron desde P3 siempre en inglés, de hecho, hasta que llegamos a la ESO no descubrimos que las profesoras de inglés también sabían hablar catalán. Otro método que también usamos en las clases de inglés, sobre todo a partir de segundo de primaria, fue el Community Language Learning (CLL). Teníamos una profesora fantástica, Betty,  que todos los lunes y viernes nos hacía hacer actividades en grupo mientras hablábamos en inglés, tales como pequeñas representaciones teatrales, diálogos, juegos o incluso nos inventábamos recetas que elaborábamos al momento. Sin duda tengo muy buenos recuerdos de esas clases, para mi era la perfecta manera de aprender inglés, pues poníamos en práctica toda la gramática y vocabulario aprendido.

Para enseñarnos francés usaron los mismos métodos. Como empezamos a aprenderlo de más mayores pedimos a los profesores que nos tradujeran la gran parte de las palabras, pero la escuela estaba totalmente en contra del método Grammar-translation, es decir, enseñar una segunda lengua a través de la traducción de esta. Así pues, seguimos haciendo actividades orales en grupo, pero ya no era tan divertido.

En el caso del danés el método que se usaba en la escuela Læerdansk era el Oral and situational o Audiolingual, que consiste en aprender una lengua principalmente a partir del habla. A priori puede parecer un método lento y poco efectivo, pero os puedo asegurar el hecho de que sea tan experimental hace que a día de hoy siga recordando todo lo que me enseñaron. A continuación os muestro tres chapas que nos regalaron cuando entramos en la escuela, que presenta la filosofía que tiene.

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  • ”Nybegynder – tal langsomt tak!” = Principiante – háblame lentamente, gracias!
  • ”Jeg lærer dansk – ved at tale dansk” = Yo aprendo danés – a base de hablar danés.
  • ”Tal med mig – på dansk tak!” = Háblame – en danés, gracias!

Personalmente no creo que exista un único método efectivo. Pienso que se pueden ir combinando en función de la edad de los estudiantes, del contexto en que aprendan una lengua, y del nivel de esta. Por eso, los profesores deben saber engranar los diferentes métodos, pues al fin y al cabo el objetivo es que los alumnos aprendan.

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Psychological theories

Existen muchas lenguas en el mundo, así como también existen diferentes procesos para aprenderlas. En esta hablaré sobre las teorías psicológicas. Como aprendiz de lenguas he experimentado varias de estas teorías, aunque no siempre han sido las mismas; iban cambiando dependiendo de la etapa educativa y del nivel de los alumnos.

En Educación Infantil y Primaria la enseñanza estaba propuesta desde el behaviorism. Esta teoría se centra en el estudio de experiencias de los alumnos a través de procesos mecanizados y ejercicios repetitivos. Así, el aprendizaje que tuve en esa etapa era progresivo y se basaba en la continua reiteración y la total corrección de la forma. Recuerdo que sobre todo las clases de inglés consistían en aprender canciones para luego repetirlas, y que en lengua catalana y castellana cada curso repetíamos y repetíamos los mismos ejercicios de gramática y ortografía.

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Por suerte o por desgracia, estudié en la misma escuela desde los 3 años hasta los 18. Aún así, la ESO se cursaba en otro edificio y, aunque no lo pueda parecer, muchas cosas cambiaron. Los compañeros no variaron, pero los profesores que tendría ya no serían los mismos de infantil y primaria, y los métodos que usarían para enseñar tampoco. Los nuevos docentes sustituyeron el behaviorism por el cognitivism y el humanism.  Ahora las clases se centraban en que los alumnos entendiéramos lo que aprendíamos para finalmente asimilarlo. La mayoría de actividades que seguían el cognitivism se daban en las clases de inglés y francés; las más típicas consistían en relacionar una imagen con lo que significaba.

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Para trabajar y tener en cuenta las historias personales de cada alumno, nuestras culturas y los sentimientos que teníamos, la escuela organizaba un monográfico. Durante dos semanas del curso escolar se paraban todas las clases y nos dedicábamos a preparar exposiciones orales y actividades que llevaríamos a cabo con los compañeros.

En la universidad volvieron a cambiar las cosas; esta vez los compañeros serían totalmente nuevos, así como la manera de enseñar y aprender. La teoría del constructivism se instaló en las aulas, los docentes dejaron atrás los libros para hacernos participar y construir la clase entre todos. Desde entonces, la mayoría de los trabajos los he hecho en grupo o por parejas, pues era la forma de que, a través del diálogo, la discusión y las indicaciones de los profesoras, progresáramos y fabricáramos nuestras propias ideas.

Durante mi estancia en Dinamarca aprendí danés a través del socioconstructivism. En la clase éramos 15 chicos y chicas que estábamos de Erasmus en la misma universidad; por tanto, proveníamos de diferentes ciudades, y nadie sabía ni una palabra de danés. La profesora escogió una estrategia que creía que nos facilitaría el aprendizaje de esta lengua.

Al principio nos explicó el funcionamiento del curso en inglés, pero más adelante no lo volvió a usar. Aunque teníamos un libro, solo lo abrimos una vez para leer el abecedario. La gramática se dejó de lado, y las clases consistían en hablar entre todos; poco a poco íbamos construyendo diálogos que nos podríamos encontrar en la vida cuotidiana. He de confesar que a los españoles y portugueses nos costó más coger el ritmo; sin embargo, los holandeses y alemanes enseguida lo atraparon debido al parecido que hay entre lenguas.

Personalmente, como estudiante de lenguas, me he sentido más a gusto con el constructivism y el socioconstructivism,ya que permite cierta libertad al alumno de aprener a su ritmo y construyendo sus propias ideas a través de la experiencia.

Termino esta entrada no sin antes dejaros el enlace del interesantísimo artículo publicado por El País y escrito por el profesor Paul Seligson. ¿Pensáis igual que él? ¿Cuál creéis que es la mejor manera de aprender una lengua?

http://economia.elpais.com/economia/2016/05/24/actualidad/1464089622_354071.html?id_externo_rsoc=FB_CM

 

¡Hasta la próxima!

Linguistic theories

¡Hola a todos! Hoy os hablaré de las diferentes teorías lingüísticas que se aplican en la enseñanza de lenguas y qué experiencia he tenido con ellas; hay que tener presente que saber más de una lengua no implica haberlas aprendido todas de la misma manera. En el caso de mis lenguas maternas (catalán y castellano), recibía input tanto dentro como fuera del aula. Supongo que por eso los profesores optaron por enseñárnoslas desde la perspectiva de la gramática tradicional, que se basa en clasificar los elementos lingüísticos, memorizarlos y aplicarlos en los ejercicios que había en el libro. Estos son algunos de los libros que tenía en la ESO:

Los ejercicios que tenían mis libros de catalán y castellano eran principalmente de gramática, vocabulario, ortografía y comprensión lectora; en ningún caso incluían actividades para practicar el lenguaje oral (si tenías suerte, te aparecía alguna sopa de letras entre los ejercicios).

 

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Como veis, todos los ejercicios consistían en llenar huecos y contestar preguntas breves de reflexión. También, las profesoras de lengua catalana y castellana nos hicieron trabajar durante toda la ESO y el Bachillerato la gramática generativa, que se basa en el estudio de la sintaxis de la lengua; es decir, como ejercicios hacíamos los famosos árboles sintácticos. La verdad es que nunca me ha gustado analizar sintácticamente, pero entiendo que es una muy buena forma de poder observar cómo se estructura una oración.

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En el caso del inglés y el francés el enfoque cambiaba un poco, ya que se tenía en cuenta la gramática y le vocabulario, pero también se hacía hincapié a la audición y el habla. Así pues, se enfocaban desde un punto de vista estructuralista. En los libros de estas lenguas se incluían actividades para dialogar con los compañeros, así como ejercicios de comprensión auditiva, por lo que en las clases se combinaban actividades orales y escritas.

Respecto a la corrección de los ejercicios, en general todos los profesores trataban los errores de una manera parecida. Siempre recibíamos un feedback de todas las redacciones, ejercicios entregados, exposiciones orales… A veces encontrábamos algún comentario, pero normalmente solo nos marcaban el error. Las faltas de ortografía nos las hacían repetir 10 veces. En todos los casos el objetivo era que aprendiésemos de nuestros errores, los interiorizásemos, y no los volviéramos a repetir. Por tanto, todas las correcciones eran constructivas.

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Personalmente, ninguno de los dos métodos me ha desagradado. El problema estaba en que todos los años se repetían, la teoría era la misma, el tipo de ejercicios de los libros nunca variaba, y eso acababa aburriéndonos. Además, la única vez que salíamos de nuestra clase habitual era para ir a la sala de audiovisuales a ver una película en inglés (y esto solo pasaba dos veces por curso). No hubiera estado mal haber cambiado de espacio, por ejemplo, para aprender vocabulario nuevo, o haber hecho alguna excursión para observar los diferentes tipos de lenguaje.

Os dejo este (interesantísimo) vídeo titulado «Escuchar para enseñar mejor», en el que César Bona, maestro y finalista del Global Teacher Prize 2015, reflexiona sobre las formas de enseñar. ¡Espero que os guste!

My languages and I

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Os doy la bienvenida a mi nuevo blog titulado Me, myself & languages, que tratará sobre mi historia y experiencias con las lenguas. Y qué mejor manera de comenzar que presentándome. Mi nombre es Mireia, tengo 21 años y soy de un pueblo de la costa cercano a Barcelona.

FullSizeRenderCuando nací, mi madre (de Barcelona) siempre me habló en castellano, pero mi padre y mi abuela (ambos de Ripoll) y las profesoras de la guardería me hablaban en catalán. Por tanto, me considero bilingüe por el hecho de haberme criado antes de los tres años en un entorno doméstico donde dos lenguas se daban por igual. Así, con tres años, cuando empecé Educación Infantil, ya podía expresarme tanto en catalán como en castellano. Fue entonces cuando empecé a aprender mi primera lengua extranjera, el inglés, del cual ahora tengo un nivel C1. Mi segunda lengua extranjera es el francés, que empecé a aprender con 12 años en 1º de la ESO y ahora tengo un nivel B2. Con 15 años, en 4º de la ESO, aprendí durante un año el nivel básico de latín. En segundo de Bachillerato, con 18 años, certifiqué mi nivel de inglés a través del diploma First Certificate. Actualmente estudio tercero de Lenguas Aplicadas en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona. La última lengua que he empezado a aprender ha sido el danés. Esto fue porque en segundo de carrera, con 19 años, realicé una inmersión lingüística en Aarhus a través del programa Erasmus. Para poderme adaptar a la sociedad y acabar de entender la cultura danesa hice un curso de danés en la escuela Læerdansk durante tres meses. Finalmente, ¡conseguí el certificado de nivel A1 en danés!

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En la actualidad hablo castellano con toda mi familia y mis amigos de Barcelona, y hablo catalán con mis amigos del pueblo y en el ámbito académico. El inglés también lo uso hoy en día, pero de manera diferente: leo artículos, veo series y películas y redacto parte de los trabajos universitarios en lengua inglesa.

Por el momento solo conozco el alfabeto latino. No obstante, puede que dentro de unos años me anime a estudiar lengua griega – y con esta su correspondiente alfabeto griego –. Aún así, en un futuro más cercano me gustaría mejorar mi nivel de francés y aprender danés. Para ello, posiblemente me apunte a un curso del Institut Nòrdic, que se encuentra en Barcelona. Sin embargo, preferiría volver a la escuela Lærdansk en Dinamarca. Creo que la mejor manera de aprender una lengua y su cultura es viviendo durante una temporada en alguno de los países donde esta se hable. Aun así, si eso no es posible, siempre sirve de excusa para hacer una escapadita. 😉

Termino esta primera entrada con una cita de Nelson Mandela.

“Si hablas con un hombre en un idioma que comprende, el mensaje llega a su cabeza. Si le hablas con su idioma materno,  el mensaje llega a su corazón.”